Caitlin, la orientadora que quisiera haber tenido de adolescente
- culturestrikesback
- 25 ago 2020
- 4 Min. de lectura
'Cómo se hace una chica', Caitlin Moran | Reseña
Por: Candela Martínez.

Como todo lo bueno en esta vida, llegué a ella por casualidad. Una tarde de verano, de esas tan calurosas que suceden en la baja Andalucía, me encontraba hacinada en el sofá de mi casa sin mucho que hacer. Había terminado la carrera y después de un año de duro trabajo, sentía que el aburrimiento me comía por dentro. A pesar de haber millones de libros disponibles para leer, estaba en ese punto de: “NO SÉ QUÉ HACER NI QUÉ LEER, ESTOY TREMENDAMENTE ABURRIDA”. Fue entonces que me puse a buscar entre las estanterías de mi casa a ver qué se cocía, porque mi madre es una devora libros y siempre tiene algo nuevo que ofrecerme. Así encontré el primer libro de Caitlin que me enamoró: ‘Cómo ser mujer’. Pero la reseña de este último la dejaré para más adelante. El caso es que, desde ese preciso instante ya me di cuenta de que estaba enamorada, quería a Caitlin como amiga. ¿Qué digo como amiga? Quería ser ella.
Tengo veintidós años, muy pocas experiencias de vida, muchas preguntas y pocas respuestas. Entonces ‘Cómo ser mujer’ llegó a mí como un soplo de aire fresco. Seguí indagando y comprobé que ese fantástico libro no era más que el inicio de una trilogía que se completaba con ‘Cómo se hace una chica’ y ‘Cómo ser famosa’. Tiene más libros pero ya son independientes a esta secuencia. Nunca se debe juzgar un libro por su portada –o eso dicen-, pero es que la portada de ‘Cómo se hace una chica’ complementa a la perfección lo que lleva entre sus páginas. ¿Unas piernas vestidas con botas al estilo militar y medias rotas? ¡Es mío! Y nada, dejando aparte este comentario tan superficial, cuando empiezas a leer… Compruebas lo gracioso y reconfortante que es.

Esta novela, autobiográfica pero ficcionada, cuenta la vida de la autora en Wolverhampton, una villa perteneciente al Reino Unido. Pero no cuenta SU vida, cuenta cómo se sentía una adolescente de diecisiete años viviendo en un piso de protección oficial, con otras seis personas, teniendo TANTAS inquietudes culturales como ella tenía. Cuenta cómo se sintió con cada persona que pasó por su lado, ya fueran reales o pertenecientes al mundo del arte. Y sobre todo, pone de manifiesto –de manera muy natural- los problemas adolescentes y las crisis que derivan de esta época cuando empiezas a crecer. Este libro podría ser leído, entendido y amado por todos.
Sin duda, la forma de escribir de Caitlin es tan cercana y amena, que sus consejos llegan como agua de mayo. Es imposible no conectar. Podría ser cómica pero decidió escribir, y a mi parecer escribe para que cuando te de una crisis existencial, recuerdes que para solucionarla solo tienes que vivir. La construcción de una chica que plantea la autora, comienza muy condicionada por un entorno que hace las cosas lo mejor que puede. Porque posiblemente, incluso las personas que han dañado nuestra alma, estarían haciendo las cosas lo mejor posible. De nuevo, no podemos pedirle peras al olmo. El humor irónico, unido a sus vivencias y mentalidad positiva sin ser Mr. Wonderful -solo una chica que no quiere estar triste pero que es capaz de cagarse en tus muertos-; hacen de ‘Cómo se hace una chica’, uno de los libros feministas más renovadores, constructivos y frescos que he leído.
La forma en la que expone las experiencias y deseos sexuales de una chica criada en los noventa, sin más información que las revistas o el canal porno codificado, es también un signo de esa frescura. La naturalidad con la que trata el amor, pero el amor en general, por todo lo que ella amó; es digno de leer en una época en la que lo que prima es el no compromiso, la no sinceridad y las barreras. Todo ello utilizado como herramienta de protección ante el miedo a vivir y amar.
Si has sido una niña gordita, inquieta, que se encontraba en la búsqueda de libertad y sintiéndote un auténtico desastre; este es tu libro. Lo que más le agradezco a Caitlin, es hacernos entender a todos que nunca ERES COMO ERES, no somos inamovibles ni inmodificables. Estamos en continuo movimiento y construcción, lo que ahora te gusta después puedes odiarlo y viceversa. Tu aspecto puede horrorizarte con los años y pedir un cambio, solo tu esencia permanece y es el encanto que los demás percibirán de ti. Y sobre todo, que todas tenemos un secreto. Todas tenemos algo que no nos gustaría que nadie supiera porque creemos que no seremos aceptadas, pero Caitlin se encarga de recordarnos que no pasa nada por tener secretos. Porque ese secreto un día saldrá a la luz, con las personas adecuadas y hará que te amen. No podemos pretender que personas que no quieren comprender, entiendan nuestras pasiones. Esas pasiones que nos hacen “raras” o “distintas”, son geniales y absolutamente todas las tenemos. Tampoco hay que hacer lo que se espera de nosotras, tenemos que ser lo que queramos ser. Al final somos la sucesión de cosas que vivimos, y también puedes vivir desde tu habitación con Spotify y el nuevo disco de un nuevo grupo. Te transporta a otros lugares que te hacen cambiar.
Este libro me ha ayudado a reflexionar sobre ciertos aspectos de mi vida. Además de los ya mencionados, creo que es muy sana la forma en la que se ríe de todo lo que le hace daño. Aprovecha los golpes para ingeniar nuevos chistes. De igual forma, te das cuenta cómo ella no se deja pisotear. Tiene muy clara su existencia y va directa a por aquello que quiere. Esta autora comenzó en el mundo del periodismo musical con tan solo diecisiete años, con ansias de abandonar el pueblo donde se crió. Sin apenas recursos ni medios, trató de adaptarse con total resiliencia a todo lo que llegó. Lo que está claro es que Caitlin es la mejor medicina para esos días en los que creemos que todo nos viene cruzado o que no seremos capaces de llegar allá donde queremos.
Comments